10º ARTICULO EXPLICATIVO 28 MARZO 2018

CON TRASMEDITERRANEA LAS MATEMÁTICAS FALLAN
Se supone que las matemáticas es una ciencia exacta, y que uno y uno son dos, y hasta el número imaginario tiene una parte real, pero sin embargo algo tan elemental como una venta no encaja matemáticamente en la emblemática naviera.
Trasmediterránea, según nos cuenta, arrastra un pasivo de más de 500 millones de euros y ofrece unos beneficios de 16 millones de euros; es decir, para que nos entendamos, 4 millones menos de lo necesario sólo para pagar los intereses de ese pasivo. Evidentemente, ni hablamos de los casi 500 millones de euros más que "supuestamente" Naviera Armas pagaría al Grupo Acciona por la centenaria naviera que ya casi no tiene rutas, ni clientes, ni buques y mantiene a una plantilla de mil personas con sueldos, alguno de ellos, millonarios.
Pero si el disparate es mayúsculo en Trasmediterránea, si nos centramos en "el novio", Naviera Armas, es para hacerse el "harakiri", ya que arrastra una deuda que supera con creces los 700 millones de euros y los beneficios no da ni para pagar la mitad de los intereses de esa deuda que ha ido creciendo y ampliando sus "peculiares" hipotecas navales hasta tal extremo que yo creo que será de obligatorio estudio en la asignatura de Derecho Marítimo porque con este ejemplo queda claro que todo lo que nos han contado no corresponde con la realidad. Y es que Naviera Armas está luchando para superar el despropósito que llegó a ser CONTENEMAR en su época.
Pero, por si todo esto no fuese suficiente, el propio Grupo Acciona, propietario de Trasmediterránea, tiene el lamentable honor de ser la empresa más endeudada del Ibex 35, pero, eso sí, la más generosa a la hora de repartirse el dinero, que no tienen, su Consejo de Administración, porque cuando debes más de lo que vales se supone que no puedes, pero aquí vuelven otra vez a fallar las matemáticas, y sí pueden aunque no tengan.
Y es que a este "circenses" no le falta los "panem" que han sido los que durante quince largos años han ido "desplumando" a la que fue ilustre naviera. La historia empieza con Balearia y el señor Matutes, a la sazón Ministro de AAEE del Presidente Aznar, el de las armas de destrucción masiva, que ya ponía su pie en la naviera de Utor y miraba, relamiéndose la boca, a la Compañía Trasmediterránea con sus veinticinco buques, sus rutas, su cartera de clientes, su prestigio y sus beneficios; eso sin contar con las empresas subsidiarias que arropaba bajo la famosa CT. ¿Y para que están los amigos?, debió pensar..., y se privatizó, y casualmente don José María, el del Prestige, se la adjudicó a su Ministro y sus socios. El resto forma parte de las matemáticas, te quito de aquí y lo sumo allí, y poco a poco Balearia iba creciendo proporcionalmente a como iba "menguando" Trasmediterránea, pero, eso sí, fruto de la casualidad, que nadie piense mal.
Y ahora vivimos la que puede ser, sin duda alguna, la última fase del "desmantelamiento" de la que fue la naviera de referencia en el Gran Cabotaje español.
Mi pregunta es a quién quieren engañar. Yo comprendo que las acciones en la bolsa suben o bajan más por gestos que por realidades; también soy consciente de que cuando una naviera está en su etapa agónica, como le ocurrió a CONTENEMAR, puede ser una agonía larga y provechosa, ya que se puede emplear para actuar como "vertedero" donde acumular toda la chatarra flotante y que se vaya hundiendo poco a poco, y ya veremos quiénes pagan el "pecio", mientras los "buitres" se van instalando para ocupar el espacio que va a ir quedando vacío. Y para que todo no sea muy evidente, se hace el "paripé" con las Autoridades de la Competencia o diciendo que Trasmediterránea ha despertado momentáneamente de su estado de coma irreversible y que le quiere hacer la competencia a Balearia "solapándole" sus rutas, cuando en realidad  eran sus líneas, eran sus clientes y era su negocio: el de Trasmediterránea.
Después de más de cinco meses de estar investigando la verdad de esta venta, he llegado a la conclusión que lo que hay que hacer es dejar que se lleve a cabo este disparate, pero, eso sí, esta vez que paguen con su patrimonio personal todos, absolutamente todos, los que han destruido una naviera de la que todos nos sentíamos orgullosos y de la que éramos todos los españoles propietarios.
El problema, y ya lo vivimos con CONTENENMAR, es que todas estas "quiebras" nos hacen pagar un alto costo en el mundo marítimo, ya que hunden los fletes y es muy difícil después volver a unos precios competitivos, y medianamente rentables, para que las navieras puedan continuar viviendo y no acabar en manos de multinacionales que buscan su productividad en cantidad con "superbuques" que acaban fagocitando a las navieras tradicionales y dejando en la calle a miles de personas que se sustituyen por mano de obra barata de otros países. Es decir, acabamos perdiendo el control de nuestras propias rutas que pasan a manos de macro empresas sin alma.
Y hablo y pretendo defender la continuidad de Trasmediterránea con conocimiento de causa porque de los cien años de vida que tiene esta naviera sesenta y dos los he vivido en primera persona, ya que nací con esa naviera en mi casa, como le ocurrió a mi padre, y a los siete años ya viajaba en el Plus Ultra, el Ciudad de Cádiz, el Ciudad de Sevilla o el Dómine. Creo que salvar esta emblemática naviera es una cuestión de dignidad, no de matemáticas.
Rafael Rosselló Cuervas-Mons
Capitán de la Marina Mercante



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