AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Excmo. Sr. Presidente del Gobierno
CC
Excmo. Ministro de Fomento
Ilmo. Director General de la Marina Mercante
Sr. Presidente de la CNMC
Excmo. Sr. Presidente:
Me dirijo a Vd. nuevamente porque creo que lo que está ocurriendo con la Marina Mercante Española excede de las competencias y explicaciones que podría obtener en la Dirección General.
Me dirijo a Vd. nuevamente porque creo que lo que está ocurriendo con la Marina Mercante Española excede de las competencias y explicaciones que podría obtener en la Dirección General.
En estos meses que llevo investigando la situación real de la Compañía Trasmediterránea y las consecuencias de su posible venta a Naviera Armas he ido dándome cuenta, ya no sólo de los desastrosos resultados que podría acarrear al conjunto del tráfico marítimo español dicha fusión, sino también de la posición en la que se halla nuestra Marina Mercante en la actualidad donde cada cual campa a sus anchas, y permítame que utilice esta expresión.
Para empezar, y como ya he denunciado retiradas veces, lo que se ha hecho con esta naviera ha sido un ejercicio de incompetencia imposible de igualar. Pero si desde que se privatizó esta centenaria compañía comenzó su andadura por la decadencia más vergonzosa mientras que su "competencia" directa, con propietario común, el Sr. Matutes, iba acaparando todo el mercado, clientes y favores que le iban arrebatando a Trasmediterránea, más grave es el disparate en el que se encuentra hoy la Marina Mercante debido, imagino yo, a desconocimiento, porque otra razón me temo que no encuentro.
Sr. Presidente, nuestra Marina Mercante Española carece de algo tan elemental, y necesario, como la regulación y el sentido común. Por ejemplo, la línea de Interés General de Canarias a Península, Cádiz, subvencionada por el Estado, y que se debería proteger y defender por el Gobierno, es "solapada" por otra de Canarias a Península, Huelva, subvencionada por el Gobierno Autónomo Canario. Como Vd. comprenderá, esto es un disparate que hace que esa línea de Interés General quede absolutamente debilitada.
Permítame esta libertad, pero hay dos soluciones, Sr. Presidente, o el Gobierno regula la Marina Mercante o no lo hace, y si no lo hace, o no lo quiere hacer, entonces clausuren definitivamente la Dirección General de la Marina Mercante porque salvo para dar títulos de Patrones de Yate y inventarse temarios absurdos para eso que llaman examen de capacitación para Práctico de Puerto, y que examinan los que jamás han maniobrado un buque, no va a servir para nada. Y no se lo tome a mal, pero créame que es deprimente ver en lo que han convertido la Dirección General de la Marina Mercante.
Es simplemente escandaloso que sea el Gobierno de Canarias quien subvencione y regule las líneas entre islas como si fuese un asunto única y exclusivamente de ellos, y es alarmante porque podría beneficiar a la naviera más "complaciente" y porque la Marina Mercante no puede ser competencia de una provincia o autonomía porque nos atañe a todos.
Todo esto sin hablar que todas las líneas de Baleares, tradicionalmente de Trasmediterránea, son "solapadas", abaratando los fletes de una forma escandalosa, por Balearia sin que nadie diga nada.
Sr. Presidente, para intentar salvar la Compañía Trasmediterránea, ya no sólo es necesario que se rescate de las ineptas manos en las que la pusieron, sino reorganizar la Marina Mercante Española porque si no es así es técnicamente imposible reflotarla.
Vamos a vivir la muerte de una gran naviera que ya, según las cuentas del año 2017, arrastra un pasivo de varios cientos de millones de euros, una flota envejecida y una gestión nefasta durante quince largos y penosos años.
Excmo.. Sr. Presidente, por última vez me dirijo a Vd. para que ponga orden en este absoluto disparate y salvemos ya no sólo una centenaria y prestigiosa naviera, sino la Marina Mercante Española.
Atentamente.
Rafael Rosselló Cuervas-Mons
Capitán de la Marina Mercante
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