MAIL AL DIRECTOR GENERAL MM 17 DIC 2017



Estimados Srs.:
Como continuación a la reunión que mantuvimos en la que les participé de mis inquietudes sobre la venta de la Compañía Trasmediterránea a Naviera Armas, y tras las informaciones que he ido recabando durante estos días, me dirijo nuevamente a Vds. porque creo que es mi deber poner en su conocimiento las posibles consecuencias de esta transacción si se llevase a efecto.
Por una parte, resulta extraño que buques que cuando se compraron su precio no superaba los treinta millones de euros puedan estar hipotecados por importes que en alguno de ellos llega a los trescientos millones de euros y que en tan sólo cuatro de ellos se pueda aglutinar una deuda que supera los SETECIENTOS MILLONES DE EUROS; es decir, que buques con más de diez años, cuya depreciación supera el 60% de su precio, se hipotecan en más de diez veces su valor de cuando se botaron.
Otro asunto que no acabo de entender es cómo es posible que con una deuda de esa envergadura, y con denuncias por su altas cotas de precariedad, según afirma el sindicato CCOO, pueda pretender hacerse con la Compañía Trasmediterránea que, según informaciones publicadas en prensa, arrastra una considerable deuda y, por si fuera poco, ha perdido en estos últimos años líneas y unidades, por lo que su supuesta rentabilidad está más que en entredicho en el momento en que sus propietarios consideran un logro desembarazarse de ella.
Pero si todo esto enciende las alarmas de cualquier analista o profesional, más aún cuando además Naviera Armas anuncia que ha emitido bonos por valor de TRESCIENTOS MILLONES DE EUROS en el Mercado de Londres y que va a emitir más donde, y todo sea dicho de paso, no existe evidencia de ello, pero que, de todas formas, tan sólo el plantearse librar deuda por unos SETECIENTOS MILLONES más, como también ha anunciado en prensa Naviera Armas, resulta como mínimo descabellado.
Evidentemente, no es de mi incumbencia los acuerdos bancarios ni crediticios de empresas que son privadas, pero sí pasa al ámbito público cuando el fracaso de esta posible venta pueda incurrir en la pérdida del Cabotaje Nacional y el control de líneas de Interés General. Por otro lado, también soy consciente de las limitaciones que tienen Vds. por este mismo hecho, pero insisto en que este asunto excede el ámbito privado, ya que si la nueva naviera Armas-Trasmediterránea fracasase no sólo sería la quiebra de dos navieras, con todo lo que ello conlleva, sino que todas esas líneas estratégicas y de interés general se quedaría huérfanas, o en una situación de monopolio, por lo que la única alternativa que tendrían sería la de liberar ese Cabotaje Nacional a buques de pabellones de conveniencia y, por tanto, a la destrucción de nuestra Marina Mercante.
Bajo mi punto de vista, como profesional con una cierta experiencia, debo insistir en la necesidad de buscar una solución a este asunto.
Reciban un saludo muy cordial.
Rafael Rosselló Cuervas-Mons
Capitán de la Marina Mercante

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